Capítulo 4
Al llegar a la Ciudad Paxsi, ya había caído la noche.
La mansión de la familia Alcaraz estaba al pie de una montaña en las afueras de la ciudad, un lugar privilegiado cerca del agua y rodeado de naturaleza, donde incluso se había consultado a un experto antes de construir, asegurando que la energía del lugar era próspera.-
Magda estaba ocupada con una cena de negocios y ni siquiera bajó del auto. Le dio un par de instrucciones rápidas al joven que estaba sentado adelante, pidiéndole que acompañara a Jazmín a familiarizarse con el entorno, y luego apuró al chofer para que arrancara el auto.
Jazmín y el joven bajaron del auto al mismo tiempo.
El joven, que no había dicho ni una palabra durante el viaje, se giró y, alzando la cara que había estado medio oculta bajo una gorra, reveló unos rasgos exquisitos y helados.
Labios finos, una nariz prominentemente alta y facciones marcadas y tridimensionales.
Sus ojos eran especialmente atractivos, atrapando la mirada de cualquiera que cruzara con ellos.
Él era Bosco Alcaraz, el hermano mayor de Jazmín.
Bosco alzó su barbilla con indiferencia: “Tengo cosas que hacer, no tengo tiempo para acompañarte. Después vendrá Sandra para organizar tus asuntos; ella se encarga de nuestra casa. Cualquier duda que tengas, pregúntale a ella.”
La chica frente a él tenía un rostro hermoso, tanto que Bosco podía ver un reflejo de sí mismo en ella.
Recordaba haberla visto cuando eran niños.
Pero habían estado separados durante más de diez años.
Aunque habían sido muy unidos de pequeños, ahora esa cercanía se había diluido, volviéndose distantes.
Para Bosco, la persona frente a él era casi un extraño, aunque compartieran lazos de sangre.
Jazmín había pasado una mala noche y lucía cansada, con los párpados caídos y sin mucha energía. Ni siquiera miró a Bosco y respondió con desgana: “Ah, ya veo.”
Bosco frunció ligeramente el ceño.
La chica parecía dócil, pero había un aire de rebeldía en su rostro, como el de un lobo salvaje que nunca se deja domesticar, con una mirada que claramente no prometía tranquilidad.
“¡Hermano!”
Una voz dulce y encantadora sonó detrás de ellos.
Una chica vestida con el uniforme del “Colegio Paxsi de Excelencia“, con una sonrisa encantadora en los labios, corrió hacia Bosco y rodeó su brazo con afecto. “Por fin volviste, te he estado esperando mucho tiempo.”
“Bosco, la cena ya está lista en la cocina, ¿quieres comer ahora?” Una mujer de mediana edad con uniforme de trabajo se acercó y, después de echarle un breve vistazo a Jazmín, mostró una clara sorpresa en su mirada.
“¿Greta aún no ha cenado?” Cuando Bosco dirigió su mirada hacia la chica que se acurrucaba a su lado, su expresión se suavizó y su voz también.
“La señorita dijo que quería esperarlo para cenar juntos“, respondió la mujer con una sonrisa, sin dejar de observar a Jazmin. “Usted sabe cómo es, desde pequeña tiene esa costumbre. Si no está usted presente, ella apenas toca la comida.”
Escuchando esto, Bosco miró a Greta con más ternura. Acariciando su cabeza, le dijo con cariño a su hermanita: “Si tienes hambre, come primero, no tienes que esperarme. Ya sabes que tienes que cuidar tu estómago, tienes que prestar especial atención a tu dieta.”
“Pero hermano, si no estás conmigo, simplemente no puedo comer“, se quejó Greta Alcaraz, tirando de la manga de su hermano con un aire coqueto y encantador que la hacía irresistible.
“Bueno, tú…” Bosco le pellizcó la nariz con afecto. “Realmente no sé qué hacer contigo.”